The Cathedral of St. Philip - Atlanta, GA

Esperanza y Esperar

Un sermón de Padre Juan Sandoval
Propio 27 – Año A

 

En el Nombre de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. 

Me encanta este evangelio.  Siempre lo uso con las quinceañeras.  Nos cuenta de las provisoras y las despreocupadas.  Es una cuenta de responsabilidad y crecer a estar listos por siempre. 

¿Quiénes son las muchachas?  Son la gente de Dios y algunos son despreocupados y otros previsores.  Recuerdan que cuando llego el novio las despreocupadas pidieron por aceite.  Aceite en nuestras vidas es Fe, es algo espiritual y no es algo que podemos compartir con otras personas.  El aceite, es lo que arde en nuestra alma y es una luz que brilla.  Jesús nos dice que dejen que tu luz brille ante todos para que vean sus buenas obras.  La luz es de la lampara de su alma. 

Y cuando llega el novio, Jesús, ¡y gritan ´ya viene el novio! ¡Salgan a recibirlo! Nosotros a través de nuestra vida tenemos esperanzas y esperamos.  Pero en estos tiempos necesitamos recargar nuestro aceite para estar listos cuando llega la hora. 

¿Cuántos aquí han llegado a una boda y la novia no llega, y no llega y no llega?  ¿La esperamos?  ¿Nos quedamos y nos da sueño y llego nos dormimos?  El Evangelio de hoy parece mucho como esta escena.  En verdad, hay diferentes razones porque se tarde la novia o el novio . . . olvidaron la licencia, olvidaron los anillos, mucho tráfico o el vestido no llego en tiempo. También recuerden que las bodas en esos tiempos duraban por días y será posible que solamente estaban cansados y tomaron una siesta.  Así tardan muchas veces porque no han planificado como las previsoras.  Por eso también tenemos una ensaya para revisar todo el servicio y a qué hora llegar.  Y cuando no llegan, parece que nadie sabe la hora. Es tiempo de esperanza y de esperar. 

Yo pienso que muchos también han planificado una vacación.  Yo recuerdo una con mi esposa, hija y dos nietas.  Íbamos a Disneyland en California y las nietas casi no podían esperar.  Estaban tan entusiasmadas.  ¿La más mayor nos preguntaba vez tras vez, cuando llegamos?  ¿Estamos ya en Disneyland?  Lo hizo tantas veces que al fin la menor dijo, cuando el carro parra, ¡estaremos allí!  Para ellas siempre era un tiempo de esperanza y de esperar. 

Cuando una mujer está embarazada, también es un tiempo de esperar.  ¿Cuándo llega el bebé?  Cual día, ¿qué hora?  Por muchos saben más o menos cuando esperamos el niño o niña, pero saber más, no se puede. Viene cuando viene. Pero otra vez es un tiempo de esperanza y de esperar. 

Pues, nuestra vida en verdad es una vida de esperanza y de esperar.  Ustedes ya lo saben.  Crecen, quizás se casan, tienen hijos o hijas y todo esto en la vida es esperanza, pero también esperar.  ¿Quién será mi novia o novio?  ¿Los hijos, como serán y tendrán éxito en lo que hacen con su vida?  ¿Serán médicos, serán abogados serán enfermeras?  Pienso que cuando pensamos de estas cosas, tenemos esperanzas, pero siempre nunca estamos seguros.  Es tiempo de esperanza y de esperar. 

Hoy cuando escuchamos el Evangelio de Mateo y nos habla de las diez muchachas, cinco despreocupadas y cinco previsoras que esperan a recibir al novio. Las muchachas todas tenían sus lámparas para el encuentro, pero las previsoras también tenían una botella de aceite. Esperaban al novio y tenían la esperanza de la boda.  El novio llego muy tarde, era medianoche.  Pues ya conocen la historia.  ¿Pero qué es lo que este Evangelio nos dice? 

La previsoras entran con el novio a la boda y cierran las puertas.  Así nosotros debemos tener bastante aceite para estar listos y entrar a la boda que es el Cielo, las puertas del cuidad de Dios antes que se cierran.  

Manténganse despiertos, porque no saben ni de día ni la hora.  Así llenen sus lámparas del aceite de fe y espiritualidad que es la luz para caminar en la sendera hacia las puertas del Cielo y el cuidado de Dios.   

AMEN.