The Cathedral of St. Philip - Atlanta, GA

Amén su Prójimo

Un sermón de Padre Juan Sandoval
Propio 18 – Año A

 

Concede, oh, Señor, que confiamos en ti de todo corazón.

Dios nos ha llamado con un propósito específico y a cada uno se le ha dado un ministerio, dones y talentos. No todos estamos llamados a ser reconciliadores; a pesar de esto, debemos tratar de hacer siempre lo mejor por los demás. Para llegar hacer la misión de Dios, tenemos que entender la misión. La misión de la iglesia es restaurar a todos los pueblos a la unión con Dios y unos con otros en Cristo. Hacerle ayudar ver a una persona que está equivocada y que debe cambiar su actitud es algo que nos corresponde a todos. Si la persona en cuestión no presta atención o se reniega al cambio, ya habremos cumplido con lo que el Señor espera de nosotros, y la persona involucrada, tendrá que responderle a Dios.

Somos pecadores y todavía Dios nos ama y está con nosotros. Pablo nos habla de las buenas noticias, de las leyes y lo que Dios hace en este mundo. Los diez mandamientos nos guían en cómo tratar nuestra familia y nuestros prójimos. Especialmente mandamientos V, VI, VII, VIII, IX, X. Es amar, honrar y ayudar nuestros padres. Respetar la vida que Dios nos ha dado así no odian, no hagan malicia, prejuicio. Usar nuestros apetitos corporales según la voluntad de Dios. Ser honestos y justos, buscar la justicia y usar nuestros talentos que nos dio Dios. Decir la verdad. Resistir la tentación de envidia, avaricia, y celos. En todo recordando que somos de Dios y Dios nos ama.

Pablo nos dice que los leyes o mandamientos son una invitación a fe diaria. Amen a sus prójimos como así mismos y transformar si mismo con caridad para los otros. Así podemos llegar ser personas nuevas o transformadas que amemos a los prójimos, pero también nos amemos a sí mismos también. Con esto entra la luz de Nuestro Señor a la vida.

Esta semana pasada recuerdo ver en las noticias en televisión y casi todas eran sobre el huracán Idalia que llego al sur de los estados unidos. Lo que salió más fuerte para mí era como la gente estaba ayudando uno a otro. En este tiempo no importaba la raza ni el color de la piel, solamente que esa persona o personas fueron a dar ayuda a un ser humano a otro ser humano. En esto vi la luz de Dios. Me tocó muy fuerte y muchas veces me hacía llorar por la gente. Pero lo más importante fue a ver las fotos, ver los videos, las entrevistas y saber cómo se portaban con cariño y amor en esta crisis.

Pablo nos habla de muchas leyes, pero lo que es interesante es que también lo condensa a una ley, la ley que nos dio Jesús. ¿Ve a ese vecino en frente, atrás, a su izquierda y a su derecha? Amé a esa persona como amas a sí mismo. Siempre tenga buenas intenciones. Otra vez, Pablo no dice que las palabras de Jesús son una ley que en realidad tiene dos partes. . . Amén a su Dios con todo su corazón, con toda su mente, con toda su alma y con toda su fuerza. También amén a su prójimo como a sí mismo.

La gente con sus barcas salvando a la gente desamparados después de huracán. Hay estaban unos sentados en el techo de su casa con agua en todos lados. Luego vi los trabajadores de diferentes estados que llegaron ayudar a la gente de florida, Georgia y otras áreas que fueron destruidas por el huracán. En este momento no había fronteras, a pesar de los políticos, estaban allí para ayudar.

¿Porque no podemos tratar uno a otro con este amor y compasión todo el tiempo? ¿En esos tiempos cuando no hay huracán o tormenta? Así nos habla la epístola de Pablo a los romanos, El que tiene amor no hace mal al prójimo. Así que en el amor se cumple perfectamente la ley.

Piensen como sería este mundo si podríamos amar a todos como familia. Otra vez, Pablo dice . . . dejen de hacer las cosas propias de la obscuridad y revístanos de luz como un soldado se reviste de su armadura.

Al fin, Pablo nos habla de que hace Dios en este mundo. Si vivamos fielmente en la presencia de Dios, Dios no ha promedio amarnos fielmente ahora y por siempre. No hagan cosas inmoralidades, todo que es codicioso y todo que es para satisfacer los malos deseos de la naturaleza humana.

 ¡Ya es tiempo para despertarnos del sueño, para llegar al día nuevo y abrir nuestros ojos y ver la luz! La luz verdadera que no guía en ser buenos cristianos y hacer no solamente lo que pensamos, pero todo lo que es necesario para ayudar y amar a nuestro prójimo como a sí mismo.

Así cuando los tiempos parecen que son obscuros como en la noche, algo salé que podemos ver la luz que da el sol. Ahora me parece que es uno de esos tiempos si nos ponemos la armadura de Jesucristo, estamos listos para lo que viene y para no preocuparnos por este cuerpo humano porque Dios estará con nosotros. Si, abren los ojos y corazones, dejen entrar la luz de Dios.

AMEN.