The Cathedral of St. Philip - Atlanta, GA

Sermón de 7 junio 2020

Un sermón de Padre Juan Sandoval
Domingo de la Trinidad

 

Primera Lectura: Génesis 1:1–2:4a

En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra. La tierra no tenía entonces ninguna forma; todo era un mar profundo cubierto de oscuridad, y el espíritu de Dios se movía sobre el agua.

Entonces Dios dijo: «¡Que haya luz!»,

Y hubo luz. Al ver Dios que la luz era buena, la separó de la oscuridad y la llamó «día», y a la oscuridad la llamó «noche». De este modo se completó el primer día.

Después Dios dijo: «Que haya una bóveda que separe las aguas, para que estas queden separadas.»

Y así fue. Dios hizo una bóveda que separó las aguas: una parte de ellas quedó debajo de la bóveda, y otra parte quedó arriba. A la bóveda la llamó «cielo». De este modo se completó el segundo día.

Entonces Dios dijo: «Que el agua que está debajo del cielo se junte en un solo lugar, para que aparezca lo seco.»

Y así fue. A la parte seca Dios la llamó «tierra», y al agua que se había juntado la llamó «mar».

Al ver Dios que todo estaba bien, dijo: «Que produzca la tierra toda clase de plantas: hierbas que den semilla y árboles que den fruto.»

Y así fue. La tierra produjo toda clase de plantas: hierbas que dan semilla y árboles que dan fruto. Y Dios vio que todo estaba bien. De este modo se completó el tercer día.

Entonces Dios dijo: «Que haya luces en la bóveda celeste, que alumbren la tierra y separen el día de la noche, y que sirvan también para señalar los días, los años y las fechas especiales.»

Y así fue. Dios hizo las dos luces: la grande para alumbrar de día y la pequeña para alumbrar de noche. También hizo las estrellas. Dios puso las luces en la bóveda celeste para alumbrar la tierra de día y de noche, y para separar la luz de la oscuridad, y vio que todo estaba bien. De este modo se completó el cuarto día.

Luego Dios dijo: «Que produzca el agua toda clase de animales, y que haya también aves que vuelen sobre la tierra.»

Y así fue. Dios creó los grandes monstruos del mar, y todos los animales que el agua produce y que viven en ella, y todas las aves.

Al ver Dios que así estaba bien, bendijo con estas palabras a los animales que había hecho: «Que tengan muchas crías y llenen los mares, y que haya muchas aves en el mundo.»

De este modo se completó el quinto día.

Entonces Dios dijo: «Que produzca la tierra toda clase de animales: domésticos y salvajes, y los que se arrastran por el suelo.»

Y así fue. Dios hizo estos animales y vio que todo estaba bien.

Entonces dijo: «Ahora hagamos al hombre a nuestra imagen. Él tendrá poder sobre los peces, las aves, los animales domésticos y los salvajes, y sobre los que se arrastran por el suelo.»

Cuando Dios creó al hombre,

lo creó a su imagen;

varón y mujer los creó,

y les dio su bendición:

«Tengan muchos, muchos hijos;

llenen el mundo y gobiérnenlo;

dominen a los peces y a las aves,

y a todos los animales que se arrastran.»

Después les dijo: «Miren, a ustedes les doy todas las plantas de la tierra que producen semilla, y todos los árboles que dan fruto. Todo eso les servirá de alimento. Pero a los animales salvajes, a los que se arrastran por el suelo y a las aves, les doy la hierba como alimento.»

Así fue, y Dios vio que todo lo que había hecho estaba muy bien. De este modo se completó el sexto día.

El cielo y la tierra, y todo lo que hay en ellos, quedaron terminados. El séptimo día terminó Dios lo que había hecho, y descansó. Entonces bendijo el séptimo día y lo declaró día sagrado, porque en ese día descansó de todo su trabajo de creación. Ésta es la historia de la creación del cielo y de la tierra.    

 

Salmo 8

1    Oh Señor, soberano nuestro, *

          ¡cuán glorioso es tu Nombre en toda la tierra!

2    Alabada es tu gloria sobre los cielos, *

          por la boca de los niños y de los que maman.

3    Has fundado la fortaleza, a causa de tus enemigos, *

          para hacer callar al enemigo y al vengador.

4    Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, *

          la luna y las estrellas que tú formaste,

5    Digo: “¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, *

          el hijo del hombre, que lo ampares?”

6    Le has hecho poco menor que los ángeles, *

          y lo coronaste de gloria y honra.

7    Lo hiciste señorear sobre las obras de tus manos; *

          todo lo pusiste debajo de sus pies:

8    Ovejas y bueyes, todo ello, *

          y asimismo las bestias del campo;

9    Las aves de los cielos y los peces del mar, *

          todo cuanto pasa por los senderos del mar.

10   Oh Señor, soberano nuestro, *

          ¡cuán glorioso es tu Nombre en toda la tierra!

 

La Epístola: 2 Corintios 13:11–13

Para terminar, hermanos, deseo que vivan felices y que busquen la perfección en su vida. Anímense y vivan en armonía y paz; y el Dios de amor y de paz estará con ustedes. Salúdense los unos a los otros con un beso santo. Todos los hermanos en la fe les mandan saludos.

Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la participación del Espíritu Santo estén con todos ustedes.

 

El Evangelio: San Mateo 28:16–20

Así pues, los once discípulos se fueron a Galilea, al cerro que Jesús les había indicado. Y cuando vieron a Jesús, lo adoraron, aunque algunos dudaban. Jesús se acercó a ellos y les dijo: —Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y hágan­las mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.